lunes, 20 de agosto de 2018

Religión y política en Colombia IV PERIODO PENSAMIENTO ÉTICO Y CIUDADANO GRADO 8°


I.E.D. CEIS SOPO IV PERIODO PENSAMIENTO ETICO CIUDADANO DOCENTE: OSCAR ARIZA  
          GUÍA 4           TEMA:    Religión y política en Colombia
                                             ESCENARIO DE APRENDIZAJE
 Aunque yo estoy convencido que el sacerdote, el pastor, el predicador, jamás deben involucrarse en acción política partidista, sí creo que los miembros laicos de nuestras iglesias deben tratar de ser muy activos en política, por ejemplo, en Colombia. Repito: no para hacer proselitismo evangelizador porque ese no es el terreno adecuado, pero sí para tratar de impregnar con los valores espirituales y humanistas propios del cristianismo una actividad que toca a toda la sociedad. Porque, además, ¿dónde está escrito que las dumas políticas están reservadas para abogados, economistas, representantes de gremios, partidos políticos, movimientos esotéricos? Son asambleas para dar representatividad a quienes componen una sociedad concreta. Y no vengan ahora a decir que la nuestra no es una sociedad eminentemente religiosa y de corte cristiano.
http://elnuevosiglo.com.co/articulos/02-2018-la-religion-en-la-politica
Habilidad a desarrollar:
Analizó la religión y política como ámbitos no separados sino integrados en la reconstrucción del país, a la luz de ciertos momentos en que ambas se han impregnado tal como hoy en la configuración de un tipo de ciudadano no aislado de las ideas religiosas o de la fe.
Conocimientos: Poligión, libertad de culto, estado Confesional, Teología de la liberación, totalitarismo, clientelismo político, teocracia.
Recursos para el desarrollo del tema:

                                                 ETAPAS DE APRENDIZAJE
Punto de partida:
Un primer momento para reflexionar sobre la política y religión en Colombia.
1.    Leer el siguiente texto:

                                         Religión y política en Colombia
Lo que nos faltaba: estamos como estamos y se nos vino encima la mezcla explosiva de política y religión. Lo que un amigo mío llama la “poligión”. Esa es la tapa que le faltaba al frasco.
Los partidos y candidatos están organizando estrategias para aprovecharse de la religiosidad de la gente. Saben bien que, al contrario de los católicos, los seguidores de iglesias protestantes son muy disciplinados y obedecen las órdenes de sus pastores.
Parece que las elecciones parlamentarias y presidenciales del año entrante hicieran milagros, si es que me perdonan ustedes una expresión tan obvia tratándose de este tema. Los ejemplos abundan, pero ninguno es mejor que este: cómo será el tamaño que está cogiendo esa bola de nieve, que un ferviente católico de tuerca y tornillo, el antiguo procurador Alejandro Ordóñez, al que sus adversarios tanto le embroman la vida llamándolo beato y camandulero, acaba de escoger, como su compañero para vicepresidente, a un pastor evangélico de Barranquilla.
Iglesias de garaje
El fenómeno se desató tras la nueva Constitución Nacional de 1991, que consagró la libertad de cultos. Las estadísticas más confiables sostienen que, en promedio, en los últimos diez años se ha abierto un nuevo templo cada diez días. La gente les dice “iglesias de garaje”.
Catorce sacerdotes católicos cayeron también en esa tentación, siendo elegidos gobernadores o alcaldes desde el 91. Con el correr del tiempo aparecieron los primeros pastores convertidos en congresistas, diputados o concejales. Pero fue el plebiscito del año pasado lo que provocó el verdadero estallido de la ‘poligión’. Las iglesias protestantes fueron decisivas en la victoria del ‘No’. Cómo sería que ni el papa Francisco se salvó de esos arrebatos de fanatismo y lo acusaron de promover el ‘Sí’ y de intervenir en los asuntos internos de Colombia. 
Desde ese momento los pastores protestantes se volvieron manjar apetecido para los partidos de todas las tendencias. Son los primeros invitados a marchas y desfiles. Comenzaron a lloverles sonrisas, coqueteos y propuestas. Los buscan para hacer alianzas. No se equivoquen: la religión será un factor determinante en las dos elecciones del 2018.
¿Eso es bueno o malo? ¿Provoca más iracundia de la que ya tenemos, más polarización y conflictos, o ayuda a serenar los ánimos? Como el asunto empezó a inquietarme, salí a buscar opiniones, reflexiones, gente que sea capaz de analizar con serenidad y ponderación, que aporte ideas.
Política con mayúscula
El padre Francisco de Roux, sacerdote jesuita, filósofo y experto en asuntos económicos, es uno de los colombianos que más inspira respeto y admiración en temas como la paz, los problemas campesinos y la ética de la sociedad.
–La participación de los cristianos en la Política, con mayúscula –me dice el padre–, es una forma de atender el llamado de Jesús a participar en la construcción del bien común, de una sociedad que sea compatible con el evangelio y a comprometerse con los demás ciudadanos, sean cristianos o no. El papa Francisco es un buen ejemplo.
Pero otra cosa, agrega De Roux, es que las iglesias se conviertan en movimientos electorales, “de política (con minúscula), porque entonces la paz, la verdad, la justicia, ya no son causas gratuitas para sembrar valores en toda la sociedad, sino que se vuelven eslóganes para conseguir votos”.
El sacerdote se queda pensativo un instante. Luego agrega:
Cuando el cristianismo se politiza nada es gratuito, porque en política nada hay gratis: todo lo que usted gana lo pierdo yo, y por eso yo no puedo dejarle ganar nada.
Violencia y religión
Le comento al padre De Roux que me está dando vueltas en la cabeza la inquietud de que volvamos a aquellos años en que el revoltillo de política y religión, la primera ‘poligión’, fue uno de los factores que desató la violencia en Colombia. 
–Esa violencia –me responde el sacerdote, con una admirable sinceridad– fue alimentada por la ideología que se llamó Nueva Cristiandad, cuando la Iglesia se unió al partido conservador para tener el poder públicoEl arzobispo de Bogotá decidía por quién votaban los católicos. Jesús nunca buscó ser un líder político ni buscó el poder.
Es evidente que esa situación ha cambiado, prosigue el padre: “Hoy, la Iglesia católica, bien entendida, forma cristianamente a buenos ciudadanos para que participen en la construcción del bien común escogiendo, según su propio criterio y según los valores del evangelio, entre diversas alternativas políticas”.
¿Políticos o cristianos?
En este momento pienso que es conveniente oír a los voceros de otras religiones y acudo al pastor Darío Silva, fundador y presidente de la iglesia Casa sobre la Roca, que cumple ya treinta años.
Con su reconocida agudeza empieza por decirme que “hay muchos cristianos que se descristianizan al politizarse, y muy pocos políticos que se cristianizan cuando dicen cristianizarse, que es, generalmente, en vísperas de elecciones”. Silva añade que “Colombia fue un Estado confesional: católicos conservadores contra protestantes liberales. Luego vinieron los curas comunistas, con la Teología de la Liberación, y mezclaron un coctel de vodka con agua bendita”.
La senadora Viviane Morales, que fue fiscal general y es una reconocida dirigente de los evangélicos, y precandidata a la Presidencia, afirma que el cambio fundamental “se dio a partir del 2016, cuando se recogieron 2,3 millones de firmas para que las adopciones las hagan solamente padres de diferentes sexos. Se produjeron, también, las enormes marchas del 2 de agosto contra la cartilla aquella del Ministerio de Educación”. Luego vino el plebiscito de octubre y la participación masiva de los protestantes, que fue fundamental en el resultado.
Un asunto de este mundo
La senadora Morales cree que los principales artífices de ese cambio “fueron los nuevos pastores, que asumieron el liderazgo de hablarles a sus comunidades de las causas políticas, en el mejor sentido de la palabra, y no como un indigno asunto ‘de este mundo’, que era lo que se decía antes. Eso demostró que no hay contradicción entre ser cristiano y ser ciudadano”.
Darío Silva, por su parte, dice que “si un pastor quiere bajarse del púlpito a la curul, está en libertad de hacerlo, siempre y cuando no mezcle los dos muebles”.
–Convertir la religión en un partido político no es compatible con el cristianismo –sostiene, de modo categórico, el padre Francisco de Roux–. Por definición, un partido divide a la gente. El cristianismo, en cambio, es un mensaje de amor y misericordia para todas las personas, incluso si son ateos.
Entonces, le pregunto al padre, ¿qué es lo que buscan los pastores cristianos cuando se vuelven dirigentes políticos?
Buscan el poder– me responde sin titubeos–. Y, con el poder, el dinero y el prestigio. Buscan aprovecharse de la sensibilidad religiosa de la gente para conseguir votos, lo cual cae en la manipulación de lo más sagrado que tiene todo ser humano: su conciencia. La religión, convertida en partido político, es funesta.
‘Eso es totalitarismo’
Un teólogo católico, que me pide mantener su nombre en el anonimato, sostiene que “esta proliferación de iglesias y pastores se produjo en Colombia durante el gobierno de Ernesto Samper, luego de que el cardenal (Pedro) Rubiano lanzara su célebre expresión sobre el elefante presidencial. Entonces se abrió el camino para el reconocimiento de miles de iglesias con ‘pastores chiquitos’ que manipulan barrios, organizaciones cívicas, clubes”.
Llegados a este punto, Darío Silva sostiene que “lo que es incompatible con el cristianismo es el totalitarismo. Como dijo Calvino, ‘si somos iguales ante Dios, somos iguales ante el Estado’. Jesucristo extiende una mano hacia la extrema derecha y la otra hacia la extrema izquierda”. ¿En la situación política que vive Colombia se están mezclando la religión y la política? Suelto esa pregunta porque cada día es más evidente lo que está pasando.
–Están pretendiendo crear esa confusión –dice Viviane Morales–. Pero los ciudadanos creyentes, en ejercicio de sus derechos de libertad de conciencia, religiosa y política, tienen también el derecho legítimo de reivindicar su visión de la sociedad con argumentos racionales, públicos y democráticos.
Epílogo
Antes de levantarse de la mesa imaginaria en que hemos estado conversando, el pastor Darío Silva pide la palabra y dice:
Mi lema es: cristianizar la política sin politizar el cristianismo.
Entonces les pregunto qué opinan sobre los partidos y movimientos que coquetean con las iglesias tratando de seducirlas.
–Son líderes políticos astutos –exclama el padre De Roux– que intentan manipular las iglesias desde fuera para hacer más eficientes sus partidos, que hoy en día son simples máquinas que producen votos, y donde la ética importa poco.
(Se calcula que, en este momento, hay en Colombia unos diez millones de fieles protestantes, de los cuales suele votar el 55 por ciento). 
¿Cuál es, en resumidas cuentas, la gran diferencia entre política y religión? Me parece que es esta: las religiones convocan a la unidad mientras la política provoca divisiones.
Ahora veo que me faltaron las opiniones de los ateos, que también son ciudadanos. Espero que haya una nueva oportunidad antes de las elecciones.
http://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/juan-gossain-habla-sobre-la-religion-en-la-politica-y-la-politica-en-la-religion-116466
Meta personal (lo que esperas lograr):
Proyección de entrega por etapa (Cuántas horas te vas a demorar):________
Punto de Partida
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Investigación
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Desarrollo de la habilidad
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Relación
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Proyección de entrega del tema (en horas):__________________
Fecha proyectada de entrega: ___________________

2.    Desarrollar el siguiente cuestionario:

a.    ¿Por qué los protestantes se volvieron importantes para la política?
b.    ¿Qué es la participación de os cristianos en la política según Francisco de Roux?
c.    ¿Cuál fue la primera poligión?
d.    ¿Qué planteamientos dan Darío Silva y Viviane Morales?
e.    ¿Qué diferencia la religión de la política?
       Julio César González, conocido como 'Matador'.
3.    ¿Qué mensaje nos aportan la caricatura?, ¿Qué relación hay entre religión y política?, ¿Qué elementos erróneos hay en la interpretación?
Investigación

En esta etapa analizaras la situación actual de la política y religiosidad a nivel nacional con sus repercusiones sociales, políticas, económicas y personales.

1.     Antes:      Realiza la lectura formulando 5 preguntas y sus respuestas del texto siguiente.
Religión y política, una mezcla peligrosa
La alianza entre la religión, la tecnología y las visiones retrógradas de algunos grupos llamados cristianos o evangélicos puede ser la tónica de nuestras próximas elecciones, de la misma forma que han gravitado en las elecciones anteriores y tras anteriores, llevando a las curules de la Asamblea Legislativa a personas tan impresentables como diputados generadores de escándalos sexuales o, en la actual legislación, algunos de ignorancia y fanatismo aberrantes.
La visión moral de la política de estos grupos, intolerante, agresiva, dominante y salvacionista del fundamentalismo religioso cristiano, rompe los límites de la creencia religiosa privada y la traslada a la política, y su fusión con la creciente instrumentalización de los medios de comunicación constituye la esencia de la actual guerra en contra del reconocimiento de ciertos derechos humanos en nuestro país.
Hay que reconocer que estas iglesias poseen un gran poder de movilización de los sectores populares y menos escolarizados, precisamente aquellos que tienen poca participación en movimientos sociales o partidos políticos, y que por esta razón son más susceptibles a la influencia en la definición del voto. Hoy en día, varias iglesias de las llamadas cristianas o evangélicas alientan la participación política de sus fieles, el debate político en los templos y lanzan candidatos para ocupar puestos en el Legislativo. Los analistas políticos están conscientes de esta situación y que de forma intencional o no, utilizan ciertos pastores o líderes de congregaciones evangélicas cristianas la religión para ganar cercanía con las personas a las que quieren hacer llegar sus mensajes o pedir sus votos.
La estrategia pareciera, hasta el momento, haber rendido los frutos esperados. Pero ya es harto conocido que desde pastores que se lanzaron a la política hasta personajes que afirmaban haber recibido un llamado divino para participar en política, todos han fallado en su intento de conectarse con el verdadero interés nacional, y hasta ahora parecen sentir más atracción por las prebendas del clientelismo político. Sin embargo, algunos no abandonan la idea y continúan intentando construir imágenes y mensajes que evocan las creencias religiosas de las personas de estas agrupaciones. Y un ejemplo de ello han sido los últimos exabruptos de dos de estos pastores-diputados, con relación al Instituto Nacional de las Mujeres, y con las barbaridades de equiparar el cambio climático con los cuatro jinetes del apocalipsis, en el sentido más bíblico, fruto de una mezcla absurda de ignorancia y fanatismo religioso.
La mezcla de la religión y la política ha sido históricamente “muy peligroso”. Se vio en la Edad Media, con ejemplos como las cruzadas, y la historia se repite en la actualidad, como ejemplos como los de Israel y Palestina o el Estado Islámico (ISIS).
Debe recordarse que, desde el principio de la historia, la religión ha estado relacionada de manera directa con la política. Los reyes estaban siempre relacionados con los sacerdotes, y en muchas ocasiones eran lo mismo, para dar origen a las llamadas teocracias. Luego se pasó a una separación a veces simbólica entre la autoridad mundana —los soberanos— y la espiritual. Los altos jefes religiosos eran los encargados de darle legitimidad al mando político, y ello explica las coronaciones encargadas a los obispos. En esa etapa histórica nunca hubo una posición contraria entre el Estado y la religión. Con el paso de los siglos se llegó a la secularización estatal, existente en la actualidad como un resultado de las conquistas emanadas de la Revolución Francesa.
Es importante explicar por qué es mala esta mezcla. Hay muchas razones, pero la principal se refiere a la ética, cuyo camino en la religión es muy angosto, precisamente para así ser difícil de cumplir, mientras en la política es ancho y por ello algunas acciones políticas son correctas sólo porque permanecen dentro de la política. Desde la perspectiva de la política, es irrelevante la afiliación religiosa de quienes pueden ser simpatizantes, o ya lo son. Los peligros de la mezcla de religión y política tienen su más claro ejemplo en el actual mundo musulmán, porque los crímenes de todo tipo son justificados como una acción válida religiosa.
La mayoría de las civilizaciones nacieron y se desarrollaron en torno a un mito fundacional que servía para organizar las vidas de sus miembros al tiempo que aislaba el hecho político, dejándolo en un segundo plano siempre tutelado por la divinidad. No parecía posible perturbar el orden de dichos designios hasta que en la Europa del siglo XVI se abrió la grieta por la que se filtraría la separación de política y religión a la que obedecen nuestras democracias y que posibilitaron la convivencia de acuerdo a leyes creadas por los hombres en lugar de las leyes de algún dios.
Mark Lilla, siguiendo la estirpe intelectual de antiguos filósofos, nos ayuda a comprender la magnitud de este desafío y el precario equilibrio que lo sostiene, pues el impulso de volver a unir lo que una vez separó el hombre reaparece con frecuencia en la historia del pensamiento europeo y muy especialmente en los inicios del siglo XX en donde el intento de conciliar la política con la religión derivó en peligrosos mesianismos de mortíferas consecuencias.  Polemizando además nos previene sobre la necesidad de protegernos de las invasiones religiosas que pretenden acabar con el legado de la Ilustración que encontró el camino para liberar la política de la autoridad de los que se autodenominan como los representantes de Dios. Una exitosa, pero frágil construcción que es necesario conservar.
No cabe duda que en el mundo de la política y en el mundo del poder en general abundan los casos de personas que sostienen firmes convicciones religiosas. Lógicamente también en el “pueblo llano”, aunque aquí las consecuencias no suelen ser “sufridas” por el resto de la humanidad y todo queda en un ámbito privado. El problema está cuando un místico, alguien que cree comunicarse con su Dios accede a puestos de relevancia, porque (salvo contadas excepciones), ¿cuál es la interpretación que suele hacer el creyente de que él haya llegado y ocupe un puesto de poder, un puesto en el que tiene poder para decidir sobre la vida de los demás? Su interpretación es que él es un elegido por su Dios. Y las consecuencias son las de creerse autorizado para decidir sobre los destinos de toda una sociedad.
            
http://alessandrocaviglia.blogspot.com/2014/06/estado-y-religion-union-civil-y-bagua.html
Esto que puede parecer algo anecdótico es algo sumamente relevante. Sin ir más lejos el hecho de que el pueblo judío se crea el pueblo elegido ha tenido, tiene y tendrá consecuencias trascendentales no solo para ellos, sino para el resto de la humanidad. Y lo mismo ocurre con EE.UU, país cuya creencia generalizada es también la misma, ser el país elegido por Dios.
Hemos alcanzado a discernir que el estado laico, regido por leyes elaboradas por los hombres, debe andar por un camino diferente al que transitan las religiones y las iglesias y a comprender que ello no supone, como llegó a decir la iglesia católica durante muchos años, que aceptar el nuevo orden de cosas significaba abjurar de la religión. Mientras la política es asunto público la religión es del fuero privado. Suena fácil, pero, no hay plenitud en esa separación. En muchos campos, temas y vivencias se cruzan ambas experiencias y producen choque de intereses y creencias. ¿Hasta dónde llega la una y hasta dónde la otra? (*) Alfonso J. Palacios Echeverría
https://www.elpais.cr/2016/08/19/religion-y-politica-una-mezcla-peligrosa/
2.    Durante: Selecciona palabras claves para construir una frase con coherencia y lógica.

3.    Después: Socializa con tres compañeros más las frases hechas por cada uno, y relacionarla con las 2 imagenes de arriba donde está Alejandro Ordoñez y Moisés con sus tablas. De cada palabra escogida extraer el mayor número de nuevas palabras. Ejemplo: de la palabra triunfadora podemos tener las siguientes: dora, furia, fundo, rifa, nado, tía, rio, dona y tuno.

4.    Crear un organizador gráfico con las ideas principales de las lecturas anteriores en hoja tamaño carta.

Desarrollo de la habilidad

En esta etapa pondrás en práctica lo que has aprendido hasta el momento, concretarás la construcción de saberes y camino al desarrollo de habilidades relacionadas con el temario expuesto.

1.    Diseñar una metáfora visual en un octavo de cartulina y sustentarla.

2.    Construir un crucigrama completando 8 palabras tanto verticales como horizontales, cuatro de cada una. Incluir las afirmaciones con su correspondiente numeración.

Relación
En esta etapa aplicarás tus nuevos aprendizajes a tu realidad, harás ejercicios que traigan FRE a tu colegio y a tu vida. Por otro lado, evaluarás tu proceso durante las etapas anteriores y tu disposición de trabajo en general.
1.   Crear un slogan con un logo acerca de lo religioso y lo político en nuestras vidas. Sustentarla.
2.   ¿Qué mensaje nos aportan los dos videos, y que relación encuentras entre ellos? Sustentar con coherencia.




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